EL ENOJO
¿Haces tú bien en enojarte tanto?
Eclesiastés 7
¿Cuál debe ser nuestro comportamiento?
Por: Jorge L. Trujillo
Jonás 4
El enojo de Jonás
1 Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó. 2 Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. 3 Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. 4 Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto? 5 Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad. 6 Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera. 7 Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó. 8 Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida. 9 Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte. 10 Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. 11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?
El enojo de Jonás
1 Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó. 2 Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. 3 Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. 4 Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto? 5 Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad. 6 Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera. 7 Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó. 8 Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida. 9 Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte. 10 Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. 11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?
I. El poder dañino y origen del enojo
El enojo puede hacernos perder las bendiciones espirituales que Dios
tiene para los que le buscan, pero también puede dañar nuestras relaciones con
nuestros hermanos de la iglesia, el matrimonio, las amistades, etc. Dios desea
que seamos personas perdonadoras, y Cristo es nuestro mejor ejemplo.
Origen: El orgullo, el odio (rencor), la impiedad
La mayoría de las veces el enojo es producto de un pensamiento
equivocado:
1. Por falta de amor a Dios y compasión por nuestro
prójimo
Mateo 26
7 vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran
precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa.(1)
8 Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué
este desperdicio? 9 Porque esto podía haberse vendido a gran precio,
y haberse dado a los pobres.
2. Por celos y envidias:
Lucas 13
10 Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; * 11
y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de
enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.
12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu
enfermedad. 13 Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego,
y glorificaba a Dios. 14 Pero el principal de la sinagoga, enojado
de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, * dijo a la gente: Seis días
hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de
reposo.15 Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada
uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo * su buey o su asno del pesebre y
lo lleva a beber?
Lucas 15
27 Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el
becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. 28 Entonces se
enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que
entrase. 29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años
te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito
para gozarme con mis amigos.
3. Por orgullo:
2 Reyes 5
10 Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete
veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio.
11 Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para
mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y
alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. 12 Abana y
Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me
lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.
4. Por egoísmo o vanagloria:
Mateo 20
20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos
(Jacobo y Juan), postrándose ante él y pidiéndole algo. 21 Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella
le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu
derecha, y el otro a tu izquierda..... 24 Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos
hermanos.
II. El enojo en el matrimonio y en el hogar:
1. El enojo en el matrimonio: Podríamos decir que es casi inevitable. Dos personas de distintos
caracteres viviendo bajo un mismo techo pueden tener, por no decir "tienen o
tendrán" diferencias. Esto es completamente normal. Con la armonía del
Espíritu Santo y un hogar fundado sobre la Palabra se pueden evitar enojos
dañinos en las relaciones matrimoniales.
2. El enojo descontrolado es pecado: El que las diferencias crezcan a tal grado o magnitud que el enojo
nos haga decir o actuar de manera irracional-(tirando cosas el uno al otro y el
decir malas palabras el uno al otro) y no cristianamente puede destruir el
matrimonio, y la relación con Dios. En un hogar donde no hay completa sumisión a
Dios y a su Palabra, donde el marido no es un hombre de Dios, y donde la esposa
no reconoce su lugar de ayuda idónea, se puede convertir en un campo de batalla
donde pronto Satanás tomará lugar.
3. El no dar lugar al diablo: El diablo se encargará de crear cualquier situación pequeña en algo
que cualquiera de los dos en la pareja utilice para comenzar una discusión o un
altercado. Celos, intolerancia, y falta de comprensión de cualquiera de los dos
en la pareja podrá ser lo que el diablo presente para traer el enojo.
4. El amor en la pareja: El amor a Dios hará crecer el amor mutuo en la pareja. El matrimonio
debe de ser como un niño y aprender a perdonarse prontamente cualquier
falta u ofensa antes que se haga más grande y el diablo tome lugar. Los enojos y
discusiones se deben de evitar lo más posible en la pareja. La Biblia nos dice
"Ni deis lugar al diablo".
Mejor es morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e
iracunda --- Proverbios 21:19
El hombre iracundo promueve contiendas; mas el que tarda en airarse
apacigua la rencilla --- Proverbios 15:18
El hombre iracundo levanta contiendas, Y el furioso muchas veces
peca. La soberbia del hombre le abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la
honra---Proverbios 29:22-23
5. La relación con los hijos: La relación con los hijos debe ser una de amor y comprensión,
evitando la ira excesiva, el enojo y la contienda. La Biblia dice que los padres
deben educar a los hijos en el temor del Señor y no provocarlos a ira.
(Efesios 6:4)
6. Determina y Demuestra Nuestra Relación con Dios: Nuestra relación en el hogar con nuestra pareja determina y nuestra
relación con Dios y con los hermanos de la Iglesia, seamos culpables o no. De
igual manera, nuestra relación con Dios determina nuestra relación con nuestra
pareja y con nuestro prójimo, y lo que es aun más importante es que nuestra
relación con nuestros semejantes ‘demuestra’ y da evidencias de la relación que
tenemos con Dios. Recordemos que Cristo dijo “por sus frutos los conoceréis” y
Pablo nos dice que el fruto del Espíritu es “paz, amor, longanimidad, paciencia
y dominio propio” (Gálatas 5:22ss)
III. El enojo entre los hermanos
1. Causa de división
El enojo contra los hermanos o contra el Pastor, es en muchas
ocasiones causa de división en la iglesia. Gente que aunque tenga mucho tiempo
en la iglesia, se enojan y causan división son gentes que no se dejan usar por
Dios, sino por el diablo. Muchos se enojan porque las cosas no son como ellos
piensan que deben ser.
Hay quienes a todo lo que se hace le encuentran faltas, siempre se
quejan y se enojan, como dice el dicho "no hacen ni dejan hacer. Con su
conducta "insoportable" crean mal ambiente para los lideres y los demás
hermanos. Siembran cizaña y vientos contrarios, en vez de edificar,
destruyen.
2. Causa de fracaso y estorbo en nuestra relación con
Dios
La Biblia nos enseña que debemos de mantener nuestras cuentas claras con todos. Especialmente nuestros hermanos. Dios no puede perdonar a nadie que no haya perdonado a su hermano, y aun también a su enemigo.
La Biblia nos enseña que debemos de mantener nuestras cuentas claras con todos. Especialmente nuestros hermanos. Dios no puede perdonar a nadie que no haya perdonado a su hermano, y aun también a su enemigo.
Jesús dijo:
21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que
matare será culpable de juicio. 22 Pero yo os digo que cualquiera que
se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga:
Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga:
Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas que tu
hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda,
reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
(Mateo 5: 21-24)
El no tener las cuentas claras con nuestros semejantes nos puede
impedir el que Dios acepte nuestra ofrenda. (Adoración, Oración, Alabanza,
Cántico, Predicación, Enseñanza, Profecía, Ministerio, Etc.)
El enojo nos puede cegar de tal manera, que no veamos lo que Dios
quiere hacer con nosotros. Naamán
se enojo en tal manera que no podía ver lo que Dios quería hacer en su vida. (2
Reyes 5:11). El hermano mayor del hijo
pródigo, se enojo y no pudo ver la bendición de tener a su hermano perdido de
vuelta en casa. Él pensaba que se merecía más que el otro. Se creía superior,
mejor a su hermano. Su celo, lo llevó al enojo y la falta de comprensión. (Lucas
15:28)
Dios busca hombres que no sean iracundos: Quiero pues, que los
hombres oren en todo lugar, levantando manso santas, sin ira ni
contienda. (1Timoteo 2:8)
Aun cuando Dios diseñó los requisitos para aquellos que serian
lideres espirituales de la iglesia, Él señalo que quería hombres no
iracundos. Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como
administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no
pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas. (Tito 1:7).
Como siervos de Dios, estamos llamados a mantenernos lejos del que se
enoja fácil y del iracundo. (Proverbios 22:24), pero no debemos guardar rencor
ni sentir ira ni enojo aun contra los que nos hacen mal. Meditemos las palabras
de Jesús:
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien
a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que
seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos. (Mateo 5:44-45a)
3. Dios perdona si perdonamos:
Dios perdonará nuestras ofensas de acuerdo como nosotros perdonamos a
los que nos deben. Cuando Jesús enseñó a orar a los discípulos les enseñó
diciendo: "Padre... perdona nuestros pecados así como nosotros perdonamos
a los que nos deben".
La falta de perdón afecta nuestra comunión con Dios y dificulta que
nuestras oraciones sean contestadas.
Hebreos 12:14-16
14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 15 Mirad
bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando
alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean
contaminados;
4. ¿Puedo yo como cristiano enojarme?
El Cristiano está llamado a evitar toda clase de enojo (Efesios
4:31), pero si nos enojamos, debemos de evitar el pecar con nuestra actuación y
debemos de no dar lugar al diablo sobre todas las cosas. Y que no se ponga el
sol sobre nuestro enojo (Efesios 4: 26-27).
"Airaos pero no pequéis": Significa estar en todo tiempo consciente de nosotros mismos y de
nuestro llamado a una vida santa y espiritual, no haciendo nada indebido lo cual
pueda poner nuestra relación espiritual en peligro.
" No se ponga el sol sobre nuestro enojo": La Biblia nos habla acerca de ser como un niño para poder entrar al
reino de los cielos. Debemos perdonar nuestras ofensas los unos a los otros. El
enojo es contrario a la paz. Y a paz nos llamo el Señor con todos los hombres.
"Si es posible en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos
los hombres." Romanos 12:18.
"Ni deis lugar al diablo": El no dar lugar al diablo significa el no permitir que nuestro enojo
sea tan grande que demos lugar al diablo en nuestra vida y "que nos use" para
hacer daño a nosotros mismos o aquellos que nos rodean.
Buscad la Paz con todos: El enojo descontrolado es un comportamiento contrario a la Palabra de
Dios y su requisito de que vivamos en paz, armonía, el amor, el sometimiento y
dominio propio.
Versos bíblicos que nos hablan del enojo:
El deseo de los justos es solamente el bien; Mas la esperanza de los
impíos es el enojo.
El que fácilmente se enoja hará locuras; Y el hombre perverso
será aborrecido.
Proverbios 22
24 No te entremetas con el iracundo, Ni te acompañes con el hombre de enojos, 25 No sea que aprendas sus maneras, Y tomes lazo para tu alma.
24 No te entremetas con el iracundo, Ni te acompañes con el hombre de enojos, 25 No sea que aprendas sus maneras, Y tomes lazo para tu alma.
Eclesiastés 7
9 No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en
el seno de los necios.
IV. El enojo de Dios es Justo
El único que tiene razón JUSTA para enojarse es Dios. Porque su enojo es un enojo justo. Nuestro enojo si es justo entonces es un
enojo que edifica y produce buenos resultados. Pero el enojo del hombre es
mayormente dañino. Dios vive enojado con el pecador (porque no le busca), y con
el desobediente. Dios estuvo enojado con
el pueblo de Israel a causa de su deslealtad y su desobediencia pero aun así,
Dios es lento para el Enojo y grande en misericordia.
Le enojaron con sus lugares altos, Y le provocaron a celo con
sus imágenes de talla.
Isaías 57
15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y
cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el
quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes,
y para vivificar el corazón de los quebrantados. 16 Porque no
contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí
el espíritu, y las almas que yo he creado. 17 Por la iniquidad de su
codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde
por el camino de su corazón.
Salmos 103
8 Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia. 9 No contenderá para siempre, Ni para siempre guardará el enojo. 10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
8 Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia. 9 No contenderá para siempre, Ni para siempre guardará el enojo. 10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
La ira de Dios
Llegará un día cuando Dios ejercerá su ira sin misericordia. Ese día es conocido en la Biblia como el día
del Señor o el día de la gran ira de Dios.
Dios ejecutará su ira sobre todos aquellos pueblos y naciones que le han
rechazado y los que continúan en pecado:
Salmos 110
4 Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre
Según el orden de Melquisedec. 5 El Señor está a tu diestra;
Quebrantará a los reyes en el día de su ira. 6 Juzgará
entre las naciones, Las llenará de cadáveres; Quebrantará las cabezas en muchas
tierras.
Romanos 2
4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y
longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para
ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de
Dios, 6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:(1)
Apocalipsis 6
12 Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran
terremoto;(5) y
el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre;
13 y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra,(6)
como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.
14 Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla;(7) y
todo monte y toda isla se removió de su lugar.(8)
15 Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes,
los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre
las peñas de los montes;(9)
16 y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y
escondednos(10)
del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero;
17 porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá
sostenerse en pie?(11)
¿Cuál debe ser nuestro comportamiento?
Aunque haya momentos cuando pensemos que tenemos razón para estar
enojados y quizás hasta sintamos algún tipo de 'ira santa' como dicen muchos por
el celo de Dios que hay en nosotros, lo cierto es que la Biblia nos ordena a que
quitemos el enojo de nuestra vida (Efesios 4). En la historia de Jonás se nos
dice que el se enojó con Dios porque Nínive fue perdonado, pero Dios le demostró
que no debía estar enojado y que debía tener misericordia por las almas perdidas
de aquella ciudad entre las cuales se encontraban lo que consideramos era una
multitud de niños que “no sabían discernir entre su mano derecha y su
izquierda”. Nuestro sentir debe ser el mismo.
El enojo demuestra que hay falta de misericordia y comprensión hacia
nuestro prójimo (nuestro semejante) y aun indica la existencia de orgullo,
soberbia y falta de agradecimiento hacia Dios en aquel (o aquella) que se
enoja. El enojo es falta de compasión y piedad y adicionalmente a esto, muestra
falta de madurez tanto emocional como espiritual en la persona. Debemos de
crecer en el Señor y tomar ejemplo de nuestro Padre celestial. Tal como es Dios
es así también debemos ser nosotros, “lentos para la ira y grande en
misericordia”.
"Si
es posible en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los
hombres."
(Romanos 12:18).
(Romanos 12:18).
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