¿Has aprendido a contentarte, cualquiera que sea tu situación?
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Cuando el apóstol dice “he aprendido”, está haciendo énfasis
en que estar contento no es un estado automático. No fluye natural y
espontáneamente de nuestro interior y de las circunstancias en las que nos
encontramos.
* ¿Cuántos de nosotros estamos contentos?
* ¿Con qué frecuencia estamos contentos?
* ¿Cómo se determina si estamos o no contentos?
La realidad es que la mayor parte de la gente no está
contenta (incluyendo muchos cristianos). No solo eso, sino que pasan la mayor
parte del tiempo lejos de este estado (alegre, satisfecho y confiado). ¿Cómo
sabemos que una persona no está contenta? Como dice la Biblia, en Mateo 12:24,
“De la abundancia del corazón habla la boca”. La persona que no está contenta
siembre o casi siempre se está quejando. Todo lo critica y la crítica es
negativa. Nunca o casi nunca está satisfecha con lo que tiene, lo que ve y lo
que otras personas hacen. Así como las palabras muestran lo que hay en el
interior de la persona, el rostro es como un espejo que refleja su estado de
ánimo. Como dice el libro de Proverbios, 15:13, “El corazón alegre hermosea el
rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate”. Cuando una persona
no está contenta su rostro lo muestra.
Pero, ¿de dónde viene esta insatisfacción? ¿Profunda
tristeza? ¿Ansiedad? ¿Angustia? Surge de una manipulación sutil de nuestras
circunstancias que consiste fundamentalmente en hacernos creer que lo
importante no es lo que tenemos y sí lo que no tenemos. Y que nuestra alegría,
felicidad y plenitud llegará cuando tengamos lo que no tenemos. Esta fue la
trampa en la que cayó Eva en el jardín del Edén. Eva era perfecta, tenía acceso
directo a Jehová su Creador, tenía a Adán el esposo perfecto, tenía la mejor
residencia y abundancia material (todo tipo de fruta, vegetal y otros). Eva
tuvo las mejores condiciones que cualquier ser humano ha tenido en la historia
de la humanidad. Sin embargo, Satanás el padre de toda mentira, la convenció de
que no estaba completa, le faltaba algo y por ende no debía estar contenta. ¿A
cuántos de nosotros, el enemigo nos ha susurrado lo mismo? Diciéndonos, lo que
tienes no es suficiente, puesto que te falta tal o cual cosa y solo ella te
permitirá estar contento. Esta estrategia ha sido tan exitosa que el enemigo la
ha insertado en la cultura y la promueve todo el tiempo a través de los medios
de comunicación e incluso las instituciones educativas.
En cierto sentido, es natural que el no creyente esté
triste, puesto que según la Biblia está muerto, en otras palabras, separado de
Dios. Cuando experimente la muerte física y sea juzgado por sus obras,
terminará apartado de Dios por toda la eternidad. Aunque no lo sepa, tiene
razones poderosas para estar triste, amargado e incluso angustiado. Pero, ¿por
qué está triste el cristiano? No hay razón alguna para estarlo, el tiene todo
lo que necesita para su jornada en esta tierra. El creyente:
* en la conversión, pasó de muerte a vida, del reino de las
tinieblas al reino de luz,
* tiene vida eterna, como dijo Jesús, Juan 11:25 “Yo soy la
resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”,
* tiene la Palabra de Dios, que es vida y aliento. Ella es
lámpara que alumbra cualquier decisión que tenga que tomar, es decir, tiene
respuesta a todas sus necesidades, y
* tiene al Espíritu Santo que le consuela en todas sus
tristezas y le guía a toda verdad. El Espíritu Santo le guarda y el diablo no
lo puede tocar.
Entonces, ¿por qué está triste el cristiano?, sí su cubierta
es completa. Sin embargo, es importante señalar que en la vida del creyente hay
momentos de tristeza e incluso de profunda tristeza. Sin embargo, el creyente
tiene todas las herramientas necesarias para, en un tiempo razonable, salir del
estado de tristeza y regresar a su estado natural de alegría y contentamiento.
Pero la realidad es otra, la mayor parte de su tiempo lo pasa triste,
insatisfecho y angustiado. La razón es simple, se ha conformado a este siglo,
sin darse cuenta, está siendo arrastrado por la corriente del mundo y de sus
deseos. En otras palabras, al caminar por el mundo, aunque no es del mundo, se
le pega el polvo y se contamina.
Alcanzar y mantenerse en un estado donde se “está contento
con todo tipo de situación” es un proceso que se inicia buscando la presencia
de Dios en oración diariamente, presentando toda situación ante su presencia y
solicitando sabiduría y fortaleza para responder como corresponde a un
cristiano. La lectura cuidadosa y reflexiva de la Palabra es indispensable para
que el cristiano conozca en detalle cómo Dios espera que responda en cada
situación y para que aprenda a confiar en la presencia de Dios en su vida a
través del Espíritu Santo que habita en él. Además, cada día debe reflexionar
sobre sus acciones para identificar aquellas áreas en las que ha mejorado y
aquellas en las que continua respondiendo de una manera que no es propia del
cristiano. Son precisamente estas últimas las que presenta a Dios en oración
para que le de la sabiduría y fortaleza para vencer aquellos hábitos que son
propios de la vieja criatura y no de la vida en Cristo. Todo lo que se ha dicho
en este párrafo se resume en el versículo 13 “Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece”.
Si el cristiano se compromete con todo su ser en buscar la
dirección de Dios y en permitir que el Espíritu Santo le guíe, se irá
transformando rápidamente hasta llegar al estado donde pueda decir “he
aprendido a contentarme, con cualquiera que sea mi situación”. Esa es nuestra
meta, permitamos que Dios nos dirija hasta alcanzarla mientras estamos en esta
tierra. Junio 20, 2009
de lperezco
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