LA SANTA CENA
LA
ÚLTIMA CENA
Lectura: Mateo 26:17-29
Introducción:
Comienza
en este capítulo la narración de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesús.
Esta narración ocupa una parte muy considerable en los cuatro evangelios, en el
presente capitulo tenemos el complot contra Jesús, su unción en Betania, la
institución de la Cena
del Señor, el anuncio de las negaciones de Pedro, la oración agónica en
Getsemaní, él, arresto de Jesús, su presentación ante el sanedrín y termina con
las negaciones de Pedro. Después de Lucas 1, es él capítulo más largo del Nuevo
Testamento.
Los
discípulos daban por seguro que su maestro comería la Pascua , a pesar que era
perseguido por los principales sacerdotes
que le buscaban para matarle, ¿Dónde quieres que hagamos los preparativos?.
Él les envió a cierto hombre (18), quien probablemente era su amigo y seguidor,
y a su casa se invitó a sí mismo e invito a sus discípulos.
Decidle;
mi tiempo está cerca. Quiere decir el tiempo de su muerte. El hombre no
conoce su tiempo (Eclesiastés 9:12), y por eso debe estar siempre vigilante. El
Señor sabía que su hora estaba llegando. Quien hospeda a Cristo en su
corazón, conocerá los secretos de Cristo.
Decidle: …en tu casa voy a celebrar la Pascuas. Esto era una muestra de su autoridad, como Señor, no
rogó, sino que ordeno el uso de esa casa para Su propósito. De mismo modo,
cuando Cristo por su Espíritu, viene a nuestro corazón, pide ser admitido como
quien es dueño del corazón y no puede ser negado.
Los
discípulos hicieron los preparativos (19) y comieron la Pascua conforme a la
ley (20) debían tomar un cordero por
familia, ellos eran la familia de Cristo; se sentaron los doce sin exceptuar a
Judas. (Judas participa de la cena
Pascual, pero no participo de la Santa Cena; fue en la cena Pascual que el
Señor da el pan mojado en su plato para identificar al traidor y seguidamente
lo invita a realizar lo que debía hacer pronto, entonces Judas se retira del
cenáculo y seguidamente Jesús instituye la Cena del Señor Juan 13:21-30)
El orden
de los eventos en la noche de la cena pascual parece haber sido el siguiente:
1) El Señor y sus discípulos toman sus respectivos lugares en la mesa; 2) la
contención sobre quién sería el mayor; 3) el lavamiento de los pies; 4) la
identificación de Judas como el traidor; 5) el retiro de Judas; 6 ) la
institución de la Santa Cena; 7) las palabras de Jesús mientras están todavía
en el cenáculo; 8) las palabras de Jesús pronunciadas entre el cenáculo y el
huerto (parece probable que El pronuncio la oración sumo sacerdotal después de
haber llegado al huerto); 9) la agonía en el huerto; 10) la traición y el
arresto; 11) Jesús comparece ante Caifas; 12) la negación de Pedro.
De
cierto os digo que uno de vosotros me va a entregar (21). Cristo lo
sabía, nosotros no sabemos las aflicciones que nos esperan, ni de dónde
nos vendrán, pero Cristo lo sabía todo. Es una muestra de su gran amor el que
conociese todas las cosas que le iban a suceder y que con todo no sé hecho
atrás.
Entristecidos
en gran manera (22). Les afligía
mucho el saber que su maestro iba a ser entregado; cuando al principio se lo
dijo a Pedro, este le dijo: en ninguna manera te suceda esto (16:22). Lo que
más le afligía era la incertidumbre de quién de ellos iba a cometer tal acción.
¿Soy
yo, Señor? No sospechaban de
Judas, aunque era ladrón. Se inclinaban a sospechar de sí mismo, sentían su
propia debilidad, y por eso preguntaban al Maestro, quien nos conoce mejor
que nosotros mismos: ¿Soy yo, Señor? No sabemos cuan
fuerte pueda ser la tentación que nos acometa y hasta donde podría llegar sí
Dios no nos tomara de su mano; por ello no debiéramos “tener más alto concepto de sí
mismo que el que debemos tener” (Romanos 12:3), bueno sería reconocer o
aceptar nuestras limitaciones y ser temerosos de Dios.
El
que mete la mano conmigo en el plato, este me va a entregar (23). ¡Que
ingratitud, la de comer con Cristo en el mismo plato y traicionarlo! – para que
se cumpla la escritura – al traidor le saldría muy caro su accionar:
¡Más le valdría a este hombre no haber nacido! Aun cuando Dios cumpla sus propósitos por
medio de los pecados de los hombres no por eso es menos desafortunado la
condición del pecador.
¿Soy
yo, maestro? (25). Judas, bien sabía que era el traidor, pero quería
aparentar ser ajeno al complot. Muchos que se sienten condenados por su propia
conciencia se las arreglan para justificarse delante de los hombres, y poner
buena cara para decir ¿Acaso soy yo? Cristo contesta pronto Tú Lo
has dicho. Esto era suficiente para romper el acuerdo al verse
descubierto por el Señor; pero su corazón estaba perversamente endurecido.
Jesús
Instituye la Santa Cena
Cuando
fue instituida: Mientras comían. (26) Al final de la cena pascual. Cristo es
nuestro sacrificio pascual, por el cual se realizó la redención: porque
nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros (1
Corintios 5:7).
El
cuerpo de Cristo es simbolizado y representado por el pan. Anteriormente (Juan
6:35) había dicho: Yo soy el pan de vida. Así como la vida del cuerpo es sustentada
con pan, así también la vida del alma es sustentada por medio Cristo.
Pronuncio
la bendición sobre él, separándole para un uso especial mediante
oración y acción de gracias.
Lo partió. El cuerpo de
Cristo fue roto por nosotros, a fin de que pudiésemos obtener el perdón de
nuestros pecados: Él fue herido por nuestras transgresiones (Isaías 53:5).
Lo dio a sus discípulos, Tomad
comed; este es mi cuerpo. “Tomad comed recibid a Cristo como Él os es ofrecido”. El Creer en Cristo se
expresa mediante él recibirle (Juan
1:12) “Más a todos los que le recibieron a los que creen en su nombre, les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios”, y comerle Juan 6:57-58 “…El que come de este pan vivirá
eternamente”. Mirar un plato de comida no nos alimentara, es necesario
comerlo para sentirnos satisfechos, de igual manera pasa con el evangelio de
Jesucristo.
La sangre de Cristo esta simbolizada y
representada en el vino (27-28) Tomando la copa y habiendo dado gracias les
dio diciendo: bebed de ellas todos. El Señor nos invita a todos a su
mesa.
Es mi sangre del nuevo pacto.
El pacto que Dios hizo con nosotros, y todos los beneficios y privilegios que
comporta, se deben a los méritos de la muerte de Cristo.
Es derramada por muchos. Por
los pecados de todo el mundo (1Juan 2:2).
Para remisión de los pecados es decir para obtener el perdón de los
pecados a nuestro favor. El perdón de los pecados es la gran bendición que, en la Cena del Señor, vemos
impartido a todos los verdaderos creyentes, y es fuente de perpetuo consuelo.
No beberé más de este fruto de la vid, pero les asegura que un día volverá a reunirse con ellos en el reino
del Padre.
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