¿SE PUEDE PERDER LA SALVACIÓN?



¿Salvo, siempre salvo?

Un cristiano verdadero no debería tener dudas sobre doctrinas fundamentales y que además están perfectamente reveladas bíblicamente. Aunque de lo que escribo en este tema es la “seguridad de salvación” esta enseñanza bíblica cruza inevitablemente con la doctrina misma de la salvación: si por fe, o por fe más obras. Puesto que si estamos en la fe y afirmamos que podemos perder nuestra salvación, entonces hay “algo” además de la gracia de Dios que nosotros “debemos” o “podemos hacer” para mantenernos salvos. En esta publicación voy a citar y explicar versículos que comúnmente son difíciles y logran hacernos dudar de las seguridad de salvación y de la justificación sin obras.
Hablando primeramente de cómo se hace aplicable la salvación, veamos los dos versículos, que a mi parecer son los más usados por ser tan claros en afirmar que la justificación viene por gracia, por medio de la fe y no por obras o esfuerzos humanos:
Efesios 2: 8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;  y esto no de vosotros, pues es don de Dios;  no por obras,  para que nadie se gloríe.”
Pablo una y otra vez en sus epístolas repite en muchos versículos la misma teología debido a su importancia, cito solo algunos versículos: Efesios 1:7; Tesalonicenses 2:13; Tito 2:10, Romanos 8:17; Efesios 1:4-7;Tito 3:4-7; Romanos 3:20; 1 Corintios 1:30; 2 Corintios 5:20; Colosenses 2:14, Filipenses 2:11; Romanos 3:20; Romanos 4:1; Gálatas 3:6, 11; etc.
Sin embargo Santiago parecería contradecir a Pablo en su epístola, citemos los versículos más críticos:
Santiago 2:14 “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?”
¿Esta contradiciendo Santiago a Pablo?, ¿Se contradice la biblia? ¿Se contradice Dios? –Si fuera así, entonces ¿para qué confiar en la biblia? Pero la misma biblia habla de ella misma como la herramienta total y eficaz para la perfección (Salmo 119; Hebreos 4:12; 2 Timoteo 3:16)
Si usamos los versículos solitarios, por supuesto que cualquiera va a notar que hay una contradicción con la enseñanza perseverante del gran apóstol Pablo. Cuando surgen aparentes paradojas bíblicas lo primero que hay que hacer en la mayoría de los casos es estudiar bien los versículos en el contexto necesario.
Vemos que Santiago no dice que esta persona tenga fe, dice que afirma tenerla (“…si alguno dice que…”), de nuevo, la forma del verbo describe a alguien que carece todo el tiempo de cualquier evidencia de la fe que dice tener, por supuesto que “esa fe” no puede salvarle. Santiago no está discutiendo la importancia de la fe, más bien se opone a considerar la fe como un simple ejercicio mental carente de compromiso activo en la obediencia práctica, lo que trata de decir es que la forma de demostrar una fe real y una justificación realizada por Dios es precisamente demostrando obras para la gloria de Dios (1 Corintios 10:31), en una vida piadosa.
Observemos otro versículo difícil:
Santiago 2:24 “Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.”
En contexto, el versículo anterior habla de la obra de Abraham cuando estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac, aparentemente contradice a Romanos 3:20; Romanos 4:1; Gálatas 3:6, 11; etc. Leyendo esta corta epístola desde el principio observamos que en Santiago 1:17-18 ya se hace notar que la salvación es un don de Dios y no de algo que pueda venir del hombre, entonces ¿Se contradice el mismo Santiago? En el versículo anterior, es decir el 23 del mismo capítulo 2, cita Génesis 15:6, y en este versículo se le acredita la salvación a Abraham por la fe. La prueba de fe a través del sacrificio de Isaac (una obra) es un acontecimiento muchos años posterior a la fe con la que Abraham es declarado justo (Génesis 12:1-7; 15:6), Es evidente que el sacrificio de Isaac fue una demostración de su fe.
Es cierto que Pablo mismo habla de la importancia de las obras para todos los creyentes convertidos a Cristo, pero no en el sentido de que estos sean necesarios para salvarse, de hecho Isaías, dice en Isaías 64:6 dice que “nuestras mejores obras son como trapos de inmundicia para Dios”. A menudo un evangelista cualquiera cita Efesios 2:8,9; pero se olvida del importante versículo 10 en el que se nos dice que aún estas obras vienen por gracia, por tanto ni aun de ellas podemos gloriarnos:
Efesios 2:10 “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”
Queda demostrado que Santiago es un perfecto complemento a las epístolas de Pablo, aclarándonos como se demuestra la verdadera fe, del creer vano sin arrepentimiento, por tanto no es bueno desechar a ninguno, sino más bien mostrarlos juntos en una explicación sana y bien fundamentada. Tampoco olvidemos a otros escritores bíblicos que nos repiten que la salvación es por la fe en la obra de Cristo en el calvario y su resurrección (Habacuc 2:4; 1 Pedro 1:21; Hebreos 10:14; Isaías 53:5; 1 Juan 5:13)
Sabiendo entonces de que la salvación viene de Dios, y se nos hace eficiente por medio de la fe desde el arrepentimiento, que además nos prepara para andar en una nueva vida piadosa de buenas obras que Dios mismo prepara, llegamos a decir que la salvación es una obra divina de  principio a fin declarada desde una eternidad pasada hacia una eternidad futura, del que hace partícipes a sus escogidos (Romanos 8:28-30)
Entrando de lleno en el tema “salvo siempre salvo”, la cuestión en sí es que si un creyente verdaderamente arrepentido y que ha recibido la gracia de la salvación de Dios, pueda perder de alguna manera este regalo de Dios.
Muchos confunden en que “salvo siempre salvo” puede producir en el creyente libertad en el creyente para pecar, sin embargo está establecido por Dios, que desde el momento de la justificación el creyente es un nuevo ser (2 Corintios 5:17), y aunque este conserva su naturaleza pecaminosa y peca (Romanos 7), el cristiano genuino ha nacido espiritualmente y tiene a Cristo quien es mayor (1 Juan 4:4); es sometido a pruebas (1 Pedro 1:7-9), muchas veces sede en las tentaciones (1 Juan 1:8) y es sometido a la disciplina de Dios (Hebreos 12:7-12), movido a confesión en arrepentimiento (1 Juan 1:9) y será presentado un día por sus obras ante Cristo para recibir o perder recompensas, no para perder su salvación (Romanos 14:10-12; 2 Corintios 5:10). Sin embargo es peligroso darle seguridad de salvación a una persona de la que no se sabe si realmente es salva, la Palabra dice que “el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu,  de que somos hijos de Dios” (Romanos 8:16), es importante para cada uno de nosotros probarnos permanentemente en la fe (2 Corintios 13:5). Los que hemos sido redimidos en Cristo, amamos a Cristo, y el que lo ama guarda su Palabra (Juan 14:23) y sus mandamientos (Juan 14:21), por tanto, un cristiano verdadero no puede vivir en una vida mundana permanentemente (Hebreos 6:4-6)
Pero veamos y expliquemos otros versículos que generan cierta confusión
Filipenses 2:12 “Por tanto, amados míos (habla Pablo), como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”
Dice que nos ocupemos, es decir que “trabajemos sin descansar” en la tarea del evangelio y eso se logra a través de las buenas obras que Dios mismo preparó (Efesios 2:10), con temor y temblor puesto que es una orden de Jesucristo por la que un día todos los salvos en Cristo daremos cuenta en el “Tribunal de Cristo” (Romanos 14:10-12)  (No el Trono Blanco del juicio final que es para los que no aceptaron a Jesucristo como Salvador)
1 Corintios 3:15 “Si la obra de alguno se quemare,  él sufrirá pérdida,  si bien él mismo será salvo,  aunque así como por fuego”
Muchos que pretenden hacer dudar de una salvación verdadera usan también el escrito de Pablo: “Así que, el que piensa estar firme, mire no caiga.” (1 Corintios 10:12), aquí Pablo está advirtiendo a cristianos de que no caigan en los mismos pecados mundanos que cometían antes de haber sido rescatados, de ninguna manera habla de la posibilidad de perder la salvación, y vemos en el versículo siguiente (v13), que está hablando a creyentes genuinos, así que usa el contexto para entender el versículo, sabemos que Pablo es el expositor más rotundo de la salvación por gracia, que es dadiva eterna, si Pablo estaría hablando de perder la salvación ¿Cuánta doctrina de Pablo se hubiera quebrado ya?
En el Apocalipsis también hay algunos versículos que podrían hacernos dudar de nuestra salvación si no tenemos un buen fundamente bíblico, Juan el autor del Apocalipsis, en sus epístolas es quien más interesado está de darnos seguridad de vida eterna desde el momento de tener fe salvadora (1 Juan 5:13)
En Apocalipsis 22:19 parecería que Dios podría borrarnos del libro de la vida, pero debemos notar que es un mandamiento de obediencia. El creyente verdadero de una u otra forma hará cumplimiento de la voluntad de Dios. Al contrario, el verdadero creyente “teme a Dios” y se somete a sus mandamientos. El usar mal la Palabra de Dios es un indicador de que la persona nunca ha sido salvo ni regenerado por Dios. Esto concuerda con Apocalipsis 3:5, “El que venciere. . . no borraré su nombre del libro de la vida”. El triunfo que se requiere en 3:5 está garantizado en 13:8 y 17:8. Esta no es una contradicción, como cuando Pablo dijo, “ocupaos en vuestra salvación. . . porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer por su buena voluntad” (Filipenses 2:12-13). Se cumple entonces la siguiente condición: si triunfa, Dios no borrará su nombre (3:5); y luego asegurar: si su nombre está escrito, triunfará (13:8 y 17:8). Los que “están escritos” realmente deben conquistar, y realmente conquistarán. Por un lado se resalta nuestra responsabilidad; por el otro la soberanía de Dios.
1 Juan 5:4-5: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”
Consideremos complementariamente Apocalipsis 17:8 “La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será”. Una vez más, tener el nombre escrito en el libro de la vida no va a permitir “asombrarse” de la bestia a los escogidos de Dios, mártires de Gran Tribulación. Aquellos que no tengan sus nombres escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo se asombrarán, se marcarán y serán lanzados al lago de fuego (Apocalipsis 20:15)
La enseñanza que se muestra nuestro nombre escrito en el libro tiene eficacia. Es decir que define nuestras acciones. Tener su nombre escrito en el libro del Cordero desde la fundación del mundo garantiza que aún luego de que la Iglesia sea arrebatada, los escogidos que queden para la Gran Tribulación no adorarán o se asombrarán ante la bestia. Juan no dice, “Si adoras a la bestia, tu nombre será borrado”. Él dice, “Si tu nombre está escrito, no adorarás a la bestia”.
El impacto práctico de esta verdad no es que nos descuidemos en cuanto a la fe, amor y santidad. La vida cristiana requiere de atención (Hebreos 3:12), esfuerzo (Lucas 13:24) y empeño (Hebreos 12:14). Antes bien, el impacto que tiene es que descansamos en la seguridad de que no se nos deja solos en esta “batalla de la fe.” El Dios que le llamó es fiel y lo “confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 1:8). “Fiel es el que os llama, el cual también lo hará” [su santificación] (1 Tesalonicenses 5:24). Él perfeccionará la buena obra que comenzó (Filipenses 1:6). Somos guardados por el poder de Dios (1 Pedro 1:5). Debemos perseverar, pues sólo aquellos que perseveren serán salvos (Marcos 13:13). Y perseveraremos, porque Dios está trabajando en nosotros para hacernos aptos en toda buena obra para que hagamos su voluntad (Hebreos 13:21).
Aceptemos la promesa divina:
Filipenses 1:6 “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”
Sabemos también que siempre habrá apóstatas, más aun en el “tiempo final” (1 Tito 4:1, Mateo 24:5), sin embargo es necesario que hayan, para que la Palabra de Dios se manifieste en verdad, pero la Biblia nos enseña, que aquellos que salen y caen de la iglesia, jamás fueron realmente salvos:
Juan 2:19 “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros”
Dios quiere que sepamos que los que hemos creído eficazmente sepamos que tenemos vida eterna
1 Juan 5:13 “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios”
El Señor Jesucristo jamás condicionó su salvación, más bien dijo: “Todo lo que el Padre me da,  vendrá a mí;  y al que a mí viene,  no le echo fuera” y dice también “yo les doy vida eterna;  y no perecerán jamás,  ni nadie las arrebatará de mi mano”.  Bíblicamente no existe un versículo que dice que una persona salva pueda perder la salvación, lo que la Biblia dice es que los apostatas no perseveran, y que tarde o temprano Dios los lleva a luz y son desenmascarados (Mateo 7:21-23). El hecho de tener participación religiosa, profesar ser cristiano, ser un líder religioso, diácono, vida misionera trabajada, no siempre significa haber nacido por segunda vez, hay mucha gente religiosa que aunque tiene el sello de cristiano, qué jamás ha tenido una fe genuina, y que aunque tengan la etiqueta de cristianos no tienen el sello del Espíritu Santo, que es la garantía de ser salvo y para siempre salvo.
Mateo 7:21-23 “No todo el que me dice: Señor,  Señor,  entrará en el reino de los cielos,  sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor,  Señor,  ¿no profetizamos en tu nombre,  y en tu nombre echamos fuera demonios,  y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí;  apartaos de mí,  hacedores de maldad”
Finalmente consideremos algunos puntos para mantener sólida nuestra salvación eterna por gracia:
Si no creemos en la vida eterna que Jesucristo con sus propias palabras prometió entonces estamos llamando mentiroso a Jesucristo (Juan 10:29; Juan 14:6; Juan 3:36; Juan 3:16-17; Juan 5:24; Juan 10:9; Juan 10:14; Juan 10:27-29, etc)
Si una persona tiene que “hacer algo” para mantener su salvación, entonces la salvación ya no es por gracia, sino por obras. (Gálatas 2:16; Romanos 11:6)
Si una persona que ha rescatada genuinamente por el evangelio Jesucristo en un momento de su vida, luego puede perder su salvación, entonces Jesucristo hubiera muerto en vano o su sangre NO hubiera sido suficiente para pagar los pecados de esa persona. (Gálatas 2:21; Filipenses 1:6)
Si una persona salva, va estar preocupada por perder su salvación, jamás va a ser una herramienta útil en la comisión del Señor para su evangelio. Los profetas, apóstoles y discípulos eran eficientes por el poder del Espíritu Santo (Salmo 51)
Por último nosotros no somos sellados por el Espíritu Santo, somos sellados “con” el Espíritu Santo, él es nuestro sello, nuestra garantía, la presencia del Dios trino en nosotros mismos. (Efesios 4:30; Efesios 1:11-14)
Pablo, hablando de los redimidos en Cristo, dice que nadie puede separarnos del amor de Dios (ni nosotros mismos)
Romanos 8:35-39  “¿Quién nos separará del amor de Cristo?  ¿Tribulación,  o angustia,  o persecución,  o hambre,  o desnudez,  o peligro,  o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.  Antes,  en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,  ni la vida,  ni ángeles,  ni principados,  ni potestades,  ni lo presente,  ni lo por venir,  ni lo alto,  ni lo profundo,  ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,  que es en Cristo Jesús Señor nuestro”
Con temblor prediquemos, la Verdad que es Jesucristo, el Salvador y Señor:
Gálatas 1:8 “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. “
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Publicado por Álvaro, el 17 noviembre, 2009
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